
La camaradería, la confraternidad, la amistad cívica, la solidaridad, asumir las responsabilidades directivas, ha quedado demostrado que son valores inexistentes en el partido demócrata cristiano.
No fue solo Soledad Alvear la que llevó a la tienda falangista al desastre electoral de las Municipales, sin embargo fue la única, que en un gesto de decencia que no esperábamos, presentó la renuncia al cargo.
Nos preguntamos, ¿si los vicepresidentes, los secretarios generales, los miembros de los tribunales internos, los miembros de la Junta Directiva no tienen responsabilidades?, si no tienen culpa en el quiebre de la colectividad.
Todos los camaradas han corrido a “arrimarse” a otro árbol que de más sombra, en este caso el que representa en ex Presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle, dejando en la absoluta soledad a la Soledad.
Se habla de nuevas conducciones, de nuevos estilos, de formas de trabajo distintas, pero, paremos un poco la música si son exactamente los mismos, con la misma mentalidad totalitaria, con la misma intolerancia a las ideas deferentes.
La verdad es que el falangismo sigue decepcionando a la gente, prueba de ello son los magros resultados obtenidos, y sigue tratando de enhebrar discursos bonitos para ver si pueden seguir cazando incautos.
Para nosotros, cuando la democracia cristiana abandonó todos sus valores, al aliarse con los marxistas, sean estos embozados o a cara descubierta, simplemente dio por terminado un proyecto que pudo ser lindo.
A la democracia cristiana la asesinaron las ansias de poder de sus dirigencias, la venta de sus valores por algunos puestos en la Administración y el sueño que uno de los suyos volverá a la Presidencia.
La Democracia Cristiana dejo de ser el proyecto Nacional y Popular que esbozaron luego de abandonar las posiciones corporativista-fascistas, para encarnar una máquina eelectoral que además ha demostrado ser ineficiente.